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  • Viejos Retazos (Cap 2)

    Publicado el 25 25-06:00 junio 25-06:00 2009 ingrid Ningún comentario.

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    2.- Los cinco lagartos de Gifu

    Había un grupo de gente alrededor del alumno caído, que miraban con admiración la distancia la cual el joven Watanabe había lanzado a su contrincante, Toshi Nakamura, quién ahora yacía en el suelo.

    «¡Ya dejen de mirarme!» Exigió con furia el joven Nakamura, que volvía a ponerse de pie, mirando a Hideo desafiantemente.

    «¡Me las pagarás!» Aquel joven tenía un terrible temperamento. Era una de sus debilidades y Watanabe lo sabía perfectamente. Él sólo lo lanzaba usando la fuerza que poseía Nakamura, pero además ejercía un poco más para darle un escarmiento. Con anterioridad aquel compañero le había querido jugar una broma. Nadie se iba sin pagar.

    «¡Qué buen movimiento, Watanabe-san!» Se acercó uno de los alumnos más jóvenes, Arata Yamada. Lo veía como un mentor, casi como un padre y eso a veces incomodaba al mayor de ojos amarillos. Watanabe lo único que hizo fue saludarlo con una pequeña sonrisa.

    Luego del entrenamiento, Hideo salió del gimnasio y se reunió con sus compañeros de kendo y aikido, que también eran sus amigos: Joben Miyake, Udo Oonishi y Kioshi Sato. Ellos cuatro les gustaba llamarse ‘Las 4 Serpientes de Gifu’; un nombre quizás no muy original, pero que todos disfrutaban. Todos tenían entre los 18 y 24 años, siendo Oonishi-san el mayor, seguido por Watanabe.

    Era hora de almuerzo, cuando Yamada se acercó a ellos. Era apenas un chiquillo de 10 años, pero tenía mucha habilidad y su cuerpo delgado y débil era sólo su apariencia.

    «¿Puedo unirme a su club?» Preguntó el joven, sentándose inmediatamente al lado de Watanabe, quién se refregó la cara con la mano.

    Oonishi-san era bastante abierto a cualquier tipo de cosa, pero Miyake-san y Sato-san eran más recelosos, siendo el primero con el mayor carácter.

    «Somos las cuatro serpientes de Gifu, si tú entras, ya no seremos cuatro» Dijo con tono de obviedad el joven Miyake. Su mirada castaña observó al enjuto pequeño con ojo crítico.

    «Ehh, ¿Que piensa Watanabe-sama? ¿Crees que se merezca una prueba de iniciación?» Preguntó Sato observándolo con una sonrisa. Ya lo molestaban dentro del grupo, llamaban a Yamada como la cola del lagarto Hideo.

    El jovencito lo observó con ojos suplicantes y la única reacción que obtuvo de Watanabe fue el poner una cara de ‘Aléjate de mí, insecto’.

    «El cuatro es de mala suerte» Apuntó el joven Yamada «Si somos cinco, será mucho mejor» Para ser niño, pensaba bastante.

    «Eso es cierto» Watanabe se refregó la barbilla y luego golpeó su muslo a modo de determinación.

    «Bien, si le das una patada bien dada a Nakamura, te dejamos entrar» Toshi Nakamura era uno de los alumnos más grandes y con peor temperamento. Todos sabían que él único que le hacia el peso era Watanabe.

    «Neeee» Yamada comenzó a vacilar, pero luego se levantó, y con una determinación tremenda, fue hasta el gimnasio a darle un escarmiento.

    Miyake rió fuertemente, Oonishi negó con la cabeza, y Sato le dió unas palmaditas a Watanabe.

    «Es la mejor prueba que has escogido hasta el momento, eh, Watanabe» El joven de ojos amarillos miró hacia atrás, en dirección al gimnasio y vió como Yamada citaba al patio al gran Toshi Nakamura, quién era el triple de tamaño. Los cuatro miraron como Nakamura se ponía rojo de furia ante las ofensas que no podía oír y luego, Yamada dió un tremendo salto, se colocó tras Nakamura y le pateó el trasero tan fuerte que el gigante llegó a gritar. Las cuatro serpientes rieron hasta las lágrimas, sobretodo Miyake y Sato.

    El jovencito salió corriendo en dirección hacia ellos y los cuatro se levantaron.

    «¿Cómo lo hice?» Preguntó el niño sonriente.

    «Excelente, pero ahora tenemos que correr» Rió Oonishi y lo tomó del brazo, para escapar de las garras de Nakamura y sus amigos.

    «¿Entonces soy la quinta serpiente?» Volteó a ver a Watanabe

    «No, eres el quinto lagarto. Ahora somos los cinco lagartos de Gifu» Le sonrió y Yamada no podía estar más feliz.

    watanabeyamada

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